México experimenta cambios en su perfil migratorio
Por primera vez dispone de datos seriados para monitorear la evolución y el desarrollo del fenómeno migratorio.
El Consejo Nacional de Población (Conapo) acaba de colocar en su página web los resultados del Cuestionario ampliado del censo de 2010 sobre migración y remesas. Por primera vez disponemos de datos seriados sobre migración del año 2000 y del 2010, lo que permite fijar comparaciones para la década pasada y monitorear la evolución y el desarrollo del fenómeno migratorio a escala estatal y municipal.
En efecto, al comparar los datos del año 2000 y del 2010 llama la atención que en la mayoría de los casos tres indicadores vayan a la baja y uno al alza. Se ha reducido la proporción de los hogares que reciben remesas, las viviendas que reportaban tener migrantes en el quinquenio anterior y la de migrantes circulares. Por el contrario, ha subido la de migración de retorno, que en muchos casos puede atribuirse a la deportación. Esto confirma la tendencia a la baja de la migración mexicana.
El documento pone en evidencia cambios y continuidades de los flujos migratorios que es preciso analizar con cuidado. Con un muy alto índice de intensidad migratoria figuran los estados de Zacatecas, Guanajuato, Michoacán y Nayarit. Los cuatro pertenecen a la región histórica o tradicional de la migración; en promedio 8.8 por ciento de las viviendas censadas reciben remesas y 4.5 por ciento reportan que algún miembro de la familia era migrante en Estados Unidos.
En este nivel de muy alta intensidad migratoria figuran sólo cuatro estados y no cinco, como en 2000. El estado de Durango, que estaba en el quinto lugar y tenía un índice de intensidad migratoria de 1.09, bajó al octavo lugar, con 0.62. Por otra parte, se redujo notablemente el número de viviendas que reciben remesas de 9.9 por ciento en 2000, a 6.5 por ciento. Llama la atención que un estado azotado por la violencia, plagado de narcofosas y que vive en la zozobra permanente no haya optado por la migración internacional. No obstante en él se registra un saldo migratorio neto negativo de 26 mil 503 personas en el quinquenio pasado.
También cambió de posiciones a la baja el estado de Jalisco, de añeja y amplia tradición migratoria. En 2000 la entidad ocupaba el lugar séptimo y pasó al decimocuarto. En efecto, disminuyó el número de hogares que reciben remesas y de migrantes en el quinquenio anterior de manera muy significativa.
En segundo término llama la atención el repunte de posiciones del estado de Hidalgo, que pasó del lugar decimosegundo al quinto. Su índice de intensidad migratoria sube de 0.39 a 0.88. No obstante, hay que analizar con cuidado las cifras porque se redujo el numero de viviendas que reciben remesas de 5.06 a 4.33; disminuyó a la mitad el número hogares con emigrantes en el quinquenio anterior de 7.14 a 3.47; se mantiene estable el número de viviendas con migrantes circulares (1.61 y 1.64) y sube, a más del doble, el número de migrantes de retorno de 1.46 a 3.98. Es la deportación el número más relevante en el caso de Hidalgo, lo que concuerda con su reciente incorporación al proceso migratorio y su alto índice de migración irregular. Algo similar sucede con el estado vecino de Tlaxcala, que gana posiciones y pasa a un rango medio de intensidad migratoria, pero también tiene un alto índice de deportación.
Por su parte, el estado de Veracruz que recibió la atención de muchos investigadores nacionales por su repunte migratorio en la década de los 90, pasó del nivel bajo al medio en 2010, con 2.53 por ciento viviendas que reciben remesas y un índice de retorno moderado de 1.92.
El sureste sigue ocupando los últimos lugares. Tabasco, en el último lugar, comparte posiciones al final de la tabla con Campeche, Quintana Roo y Yucatán. También figuran con niveles bajos de intensidad migratoria el Distrito Federal, Nuevo León y el estado de México, lo que pone de manifiesto que siguen siendo un foco de atracción importante del mercado de trabajo interno. En años anteriores se había especulado un repunte importante de estas entidades, pero se mantienen estables y con índices bajos de emigración internacional.
Otro elemento a destacar es la baja generalizada en la recepción de remesas a escala nacional, aspecto que ya había sido señalado en la información que proporciona el Banco de México. Cerca de 890 por ciento de las entidades recibieron menos remesas que en 2000, lo que da cuenta del impacto de la crisis en el mercado de trabajo migrante estadunidense. La reducción se nota de manera muy especial en los estados de la región histórica: Jalisco, Michoacán, Guanajuato, Zacatecas, Durango y San Luis Potosí.
Por otra parte, se comprueba, una vez más, que los municipios de grado de marginación medio son los que tienen mayores índices de intensidad migratoria (38.4 por ciento). Los de muy alta marginación también participan, pero con 18 por ciento, mientras los de muy baja marginación sólo aportan 10.7 por ciento. Es decir, en todos los contextos socioeconómicos se generan procesos de migración internacional, aunque los porcentajes son mucho más altos en los rangos intermedios que en los extremos.
El municipio con más alto grado de marginación y de intensidad migratoria es Xichú, en la sierra de Guanajuato, pueblo de origen minero que se mantiene de remesas y vive en el abandono: 20 por ciento de la población es analfabeta, 42 por ciento no terminó la primaria, 34 por ciento de las casas no tiene drenaje ni escusado, 12 por ciento carece de energía eléctrica y 35 por ciento de agua entubada.
Pero de esos extremos de la geografía y la marginación nacional surge y resurge una población orgullosa, esforzada y creativa. De ahí, del fondo de la barranca, salieron los Leones de la Sierra de Xichú, grupo musical que ha transcendido fronteras y que ha llevado al huapango arribeño de la Sierra Gorda a su máxima expresión.
FONTE
DESDELSUR
INFINITAFM
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