Dentro del calendario de actividades que se realizan en estas fechas, no podemos dejar de enumerar, aunque de manera muy sucinta, a los tradicionales “Bailes” populares y mascaradas; a la juventud organizada en bullangueras Comparsas; el juego tolerable con agua (reservado a la niñez y juventud); las parrilladas familiares; la simbología de la Ch’alla y todo su ritual dedicado a la Pachamama (Madre Tierra), que trae consigo un derroche de mixtura, globos y serpentina; las Entradas carnavaleras: El Corso Infantil, la “Entrada” de Pepinos, Ch’utas y Estudiantinas; concluyendo con el entierro del Pepino y la Tradicional Entrada del Domingo de Tentación; todas ellas, estampas de esta ciudad, que, pese a la indiferencia de algunos, se han resistido al olvido.
Sin embargo, el incremento poblacional, la música importada: ya sea rock, “reggaeton” o la música “villera”, junto a la globalización, no han logrado impedir que sus habitantes preserven el legado de costumbres y tradiciones. De ahí la promoción que hace la Asociación de Comparsas del Carnaval Paceño, por rescatar y promover esta rica memoria costumbrista.
A principios de los “ochentas”, en una propaganda televisiva muy recordada por los paceños, el Pepino lloró..., lloró por el olvido de sus autoridades, su apatía e indiferencia. Tuvo que ser el Alcalde Municipal de la ciudad de La Paz, Don Raúl Salmón de la Barra, quien a través de una enorme campaña denominada “Rescate del Pepino Paceño”, desde el Municipio, promovió e incentivó a participar en el Carnaval de ese año, en lo que significó un renacer del Pepino y sus tradiciones.
En estos últimos años, esta fiesta, nuevamente ha vuelto a imponerse gracias al entusiasmo de la ciudadanía en general, que cívica e individualmente ha decidido alentarla y fomentarla, junto al apoyo de una intensa campaña de posicionamiento de imagen desarrollada por esta joven institución, la Asociación de Comparsas del Carnaval paceño, que ha elaborado una programación que ya no es zonal, ni mucho menos patronal, sino que se ha ocupado de aglutinar a toda una ciudad, en actividades de corte popular, familiar y juvenil que involucra a diferentes barrios e instituciones.
“Estos carnavales, quien inventaría”, dice la canción. Nuestros abuelos influenciados por la época dorada del tango y la gomina, ufanos de tener un Carnaval respetuoso y costumbrista, nos decían que el Carnaval de sus años mozos era mejor. Sin embargo no sólo en esta ínclita ciudad de La Paz, sino en el país entero, el Carnaval con todas sus expresiones y tradiciones nuevamente ha renacido con mayor fuerza, esta vez para quedarse.
Fuente: carnavaldebolivia.com
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