lunes, 15 de agosto de 2011

CONOSCAMOS ALGO DE LAS MIGRACIONES .... RIESGOS y OPORTUNIDADES

Migraciones y desarrollo: riesgos y oportunidades



Por: José Campero Marañón – Director Nacional de ABDES


(Desdelsur/ABDES, La Paz) No es casual que la migración se enmarque dentro de la profunda crisis estructural derivada del modelo neoliberal, que generó enormes brechas entre ricos y pobres, lo que debilita la iniciativa pública para resolver los problemas colectivos. Según el propio Banco Mundial, el número de migrantes pobres va a aumentar en el futuro.


El fenómeno migratorio presenta luces y sombras y, desde diversos ámbitos, se señalan tanto impactos positivos como negativos. Entre los primeros, pueden nombrarse el aumento promedio de ingresos en las áreas de expulsión, mejora de la calidad de vida y la capacidad de inversión, y en definitiva dinamización y diversificación económica tanto en familias como en comunidades. Entre los impactos negativos se cuenta la pérdida de productividad, de capital humano y desincentiva la actividad económica local. 


En definitiva, el impacto de la migración sobre el desarrollo local es ambiguo y discutible.


Las remesas procedentes de los migrantes pueden entenderse como un pago al país de origen por la exportación de servicios laborales (y capital humano). Esta interpretación gana en relevancia si se tiene en cuenta la importancia de las remesas y su comparación con los ingresos procedentes de la venta de bienes y servicios. Sin embargo, esta situación sitúa a los países de origen ante el dilema que supone renunciar a un capital humano de capacidades y aptitudes que podría ser aprovechado para la generación nacional de riqueza. En general, la pérdida que supone la migración en los términos mencionados no es compensada por las remesas.


Más allá de las variables macroeconómicas, la migración presenta una dimensión familiar, vital y comunitaria muy poco estudiada todavía. Diversas investigaciones señalan la generación de relaciones de dependencia de las familias respecto al migrante, modificaciones en las relaciones familiares y de convivencia y conflictos relacionados con la planificación familiar a futuro.
En las comunidades y barrios, los procesos migratorios suponen el crecimiento de nuevas barreras de comunicación entre lo privado y lo público. Experiencias estudiadas señalan un importante impacto negativo de la migración sobre la estructura social, las relaciones políticas y las dinámicas productivas en las comunidades, que pueden resumirse en un debilitamiento de los espacios públicos y colectivos.


Hay una ausencia muy significativa del tema migratorio en las políticas públicas, que denota la desconexión (conceptual y política) de migración y derechos humanos, así como la falta de comprensión tanto del impacto de las remesas en los países expulsores, como de los roles y actores locales que intervienen en el proceso en estos países. El reto es que las políticas públicas incorporen el fenómeno migratorio y se dirijan a orientar sus impactos hacia el desarrollo y el beneficio colectivo.


De donde resulta evidente que:

1. No es casual que la migración se enmarque dentro de la profunda crisis estructural derivada del modelo neoliberal, que genera enormes brechas entre ricos y pobres. La migración expresa finalmente una serie de carencias sociales, económicas y políticas: sin duda, el número de migrantes pobres va a aumentar en el futuro.


2. La migración, en su relación con el desarrollo, es un fenómeno con más riesgos que oportunidades. Desde un punto de vista social, supone en la mayoría de los casos un impacto negativo sobre comunidades y barrios, en forma de pérdida de un importante capital social y un factor generador de desigualdad.


3. El tópico de las remesas como motor de desarrollo y factor de reducción de pobreza no es cierto. No compensan en ningún caso la pérdida de mano de obra y capital social, no suelen favorecer a los hogares más pobres, y pueden dar lugar a formas de rentismo que desincentivan la inversión productiva.


4. Esta perspectiva colectiva, que enfoca los impactos sociales negativos y la escasa contribución de la migración al desarrollo, convive con el reconocimiento del derecho individual a la migración, relacionada en todos los casos con una clara voluntad de mejorar la vida de las familias, y especialmente de los hijos.


5. El fenómeno migratorio, a pesar de la tremenda importancia que tiene en el país, está completamente ausente de las políticas públicas nacionales; por tanto, es un proceso que funciona al margen de cualquier forma de planificación o gestión pública. Se puede hablar por tanto de una migración salvaje, individualizada, sin intervención pública y con derechos vulnerados sistemáticamente.


6. Dado que la migración es un fenómeno irreversible, ya que es muy probable que los factores que la generan se mantengan a medio plazo, las políticas públicas deben  entrarse en humanizar y regular el proceso, y orientarlo en lo posible hacia el bien común y la generación de desarrollo. Por otro lado, y aunque los factores sistémicos que dan lugar a la migración se mantengan, las políticas públicas deben también generar alternativas y opciones de desarrollo que suavicen la presión de esos factores.


7. La relación entre migración y desarrollo no es automática: tal y como se está dando el proceso (individualizada y sin intervención pública), la migración no contribuye al desarrollo. Es fundamental, por tanto, que las políticas públicas atiendan el proceso y permitan orientar el impacto del fenómeno hacia el bien común y el desarrollo.

*La Alianza Boliviana de la Sociedad Civil para el Desarrollo Sostenible (ABDES) es una red que agrupa organizaciones bolivianas con el propósito principal de realizar acciones de seguimiento y monitoreo de las políticas del Estado para promover el desarrollo sostenible en el país. Entre las organizaciones miembro de ABDES están: AIPE, CIDEM, Fundación TIERRA, LIDEMA y UNITAS; juntas agrupan a más de 150 ONGs entre las más importantes del país.




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